Alzheimer

23 de enero de 2025

A finales del año pasado se inició el camino para aprobar en Europa, y con ello en nuestro país, la primera de las ya varias existentes terapias anti-amiloide capaces de modificar el curso natural de la enfermedad. Al mismo tiempo, se publicaron los resultados que avalaban la precisión diagnóstica de un análisis de sangre, el de detección de la proteína fosfo-tau-217, para la confirmación o el descarte fiables de la enfermedad de Alzheimer, seguridad diagnóstica que resultará imprescindible para poder aplicar esas terapias. Y que, hasta la fecha, sólo podía alcanzarse mediante el análisis de líquido cefalorraquídeo mediante punción lumbar (prueba invasiva), o la realización de la prueba PET-TC con marcador amiloide, de muy alto coste.

Son, por lo tanto, tiempos de esperanza. Pero también de prudencia: Sólo podrán beneficiarse pacientes con enfermedad de Alzheimer (no otras demencias) en fase leve (no en fases moderada ni grave), en los que el riesgo de efectos adversos o su aparición no sobrepasen los beneficios esperados. Y en los casos afortunados que finalmente puedan beneficiarse de ellos, enlentecerá la enfermedad, pero no la curará.